martes, 22 de noviembre de 2016

NO TE CALLES, NI PERMITAS QUE TE CALLEN

NO TE CALLES



NUNCA TE CALLES UNA OPINIÓN, NI TE PRIVES DE REBATIR UNA AFRENTA, NI DEJES DE PARARLE LOS PIES A ALGUIEN POR NO QUERER QUEDAR MAL CON ESA PERSONA. 

Si procedes así (te guardas para ti lo qué piensas y cómo te sientes), puede que esa persona piense que eres tonta o, en el mejor de los casos, una tontibuena que no se entera. Si bien, esto, no es lo más importante. Ya que, lo que de verdad debe importarte, es que tú debes quedar bien contigo siempre le pese a quien le pese. 

Si vomitas una comida que te ha sentado mal, ¿por qué no vomitar o echar fuera lo que te haya dicho otra persona que te ha sentado mal?

Empatiza con tu sentir, ponte en tu lugar y hazte respetar. Tu autoestima te lo agradecerá.


(c) Rosetta Forner​

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